Revertir la crisis ambiental está en nuestras manos: José Sarukhán

El investigador emérito de la UNAM dictó la conferencia inaugural de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia 2022

“En 150 años hemos tenido un impacto gigantesco sobre este planeta”, aseguró

“La simple acción de cada uno puede hacer el cambio”: Rosa Beltrán, al inaugurar el festival

“Si el deterioro ambiental lo hemos construido nosotros, lo podemos cambiar nosotros. Está en nuestras manos”, afirmó el biólogo José Sarukhán, coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), al inaugurar este jueves la sexta edición de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia, dedicada al tema de Las fronteras del medio ambiente.

En su conferencia magistral, titulada Cambio ambiental global: Retos y posibilidades, el ex rector e investigador emérito de la UNAM ofreció un panorama sobre dos fenómenos, la pérdida de la biodiversidad y el cambio climático, dos caras de una misma moneda acuñada por la actividad humana. No se quedó en la tragedia, pues señaló las transformaciones de comportamiento individual y estructural que es posible y urgente poner en marcha para frenar la debacle de nuestro hábitat planetario.

“Hay entre 15 y 20 por ciento de probabilidades de que para el final del siglo la temperatura de la Tierra aumente entre 5 y 6 grados centígrados en promedio”, calculó el científico. Esto equivaldría a que en el verano, la Ciudad de México tuviera una temperatura promedio de 25 grados centígrados en vez de 18, y Chihuahua de 35, en vez de 30.

Estas probabilidades no son pocas, advirtió. “Una ruleta rusa tiene menos probabilidades de ocurrir. La pregunta es: ¿de veras nos la vamos a echar? ¿Vale la pena que globalmente tomemos el riesgo de llegar a ese nivel de deterioro del planeta?”

En la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, Sarukhán subrayó que la crisis ambiental por la que ya atraviesa el planeta es producto de la actividad agrícola, económica e industrial de los últimos dos siglos, pero destacó que es reversible, pues en realidad es una porción pequeña de la población mundial la que la está provocando.

“Los homo sapiens llevamos 250 mil años en el planeta; por aquí han pasado unos 108 mil millones de personas. Los vivos somos 7 mil 600 millones, es decir, 7% de la población que ha existido, pero en 150 años hemos tenido un impacto gigantesco sobre este planeta”, observó, y explicó que la afectación actual no proviene de todos los 7 mil 600 habitantes, sino que sólo una tercera parte ejerce la demanda energética per cápita que está devastando al medio ambiente. “Es decir, solo 2 o 3% de los seres humanos que hemos vivido lo han causado”.

Un problema, pues, es el crecimiento exponencial de la humanidad. En el siglo 20, la población mundial se multiplicó por 4 (de mil 500 millones a 6 mil millones). “Ninguna especie sobrevive a un crecimiento exponencial”, destacó, e hizo un llamado a que la humanidad evite alcanzar la curva de una sexta extinción masiva, que ya se avizora.

Detalló que en menos de dos siglos, la producción industrial creció 40 veces, el uso de energía 16 y la pesca 35. A esto hay que añadir otro efecto del consumo energético per cápita: la emisión de gases que elevan la temperatura del planeta, como el CO2, que tiene una vida de más de 100 años en la atmósfera, por lo cual, se acumula con una tasa anual creciente. 

“Si hoy se suspendieran todas las emisiones de CO2, sus efectos en el cambio climático durarían un siglo más”, señaló. Por esta razón, las transformaciones provocadas por el calentamiento global en ecosistemas, glaciares y arrecifes, serán irreversibles.

El fundador de la Conabio resaltó que el costo de modificar acciones para frenar la tasa de calentamiento planetario es menor al costo que tendría un calentamiento de 5 o 6 grados centígrados promedio en la Tierra: sólo el 2 por ciento del Producto Global Bruto contra el 5 por ciento.

“No podemos cambiar las leyes de la naturaleza para adaptarlas al desarrollo que nos hemos impuesto”, dijo. Por ello, la situación actual debe convencernos de que lo que hay que cambiar son las instituciones y estructuras creadas para sostener este modelo global, agregó.

Para lograrlo, el ecologista urgió a cambiar el uso de energías fósiles por renovables, reducir a cero la deforestación, restaurar ecosistemas dañados, fomentar el transporte público y el consumo de alimentos no industrializados, entre otras medidas.

“La adaptación puede ocurrir en lo que hemos creado, pero no en lo biológico y lo físico de este planeta”, consideró. “Es momento de reflexionar en cómo las partes chiquitas de la vida real tienen que ser mejor pensadas y cuidadosamente llevadas a cabo para ofrecerle a las siguientes generaciones de humanos mejores probabilidades de vivir en un planeta adecuado y humanamente digno”.

Inauguración de El Aleph

Previo a la conferencia del doctor Sarukhán, la coordinadora de Difusión Cultural, Rosa Beltrán, inauguró de manera oficial la sexta edición del Festival, acompañada de la directora del Instituto de Biología, Susana Magallón, el director de El Aleph, Juan Ayala, y el curador del mismo, José Gordon.

“En la pandemia aprendimos que no podemos vivir unos sin los otros, pero que tampoco podemos vivir sin el planeta”, comentó la coordinadora, e invitó a la comunidad universitaria y al público en general a seguir estos once días de programación artística y académica, ya que a través de ella se hará una reflexión “imprescindible y urgente”.

Recordó el concepto del Efecto Mariposa, “que postula que el simple aleteo de una mariposa puede desencadenar una tormenta. Nosotros pensamos que la simple acción de cada uno, puede hacer el cambio”.

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