De Alcabalero a mendigo: La ruina de Don Cayetano Girón

5ta y última parte

De la serie ‘Cuentos de la Congregación del Refugio

Muchos vecinos de la Congregación del Refugio se habían reunido en la plazoleta del pueblo, ya que Don Cayetano vivía al norte de ella, y más que una subasta de bienes parecía un fandango, pues como habían llegado arrieros de otras partes del Nuevo Santander y del Nuevo Reino de León no desaprovecharon la oportunidad de vender y hacer truques, ya una señora ofrecía tamales y atole, otra hizo un buen caldo de borrego, hasta Candelario, el músico del pueblo llegó con su guitarra para ganarse algunos pesos.

Don Candelario tocaba su guitarra para ganarse unos pesos en la Plazoleta

Después de Don Feliciano hiciera callar su tambor y de dar pregón a sus bienes, Don Vicente López de Herrera se dirigió a los postores -Señores va a comenzar el remate de estos bienes, quienes vayan a ofertar tienen que pagar en reales contantes y sonantes pagaderos a tabla y mesa todo esta valuado en 890 pesos- aquellos rudos arrieros se miraron los unos a los otros, este era un buen negocio, demasiado bueno para ser verdad -¡Yo doy 900 pesos!- dijo uno- otra voz contestó -Yo ofrezco 920- otra voz gritó ¡Ofrezco 950! Aquello se iba calentando y subiendo de tono, todos andaban bien resueltos y apretaban las monedas de plata que que traían en sus alforjas.

Algunas vecinas se pusieron a preparar comida para vender en el remate de los bienes de Don Cayetano

Más de uno traía pistola, cuchillo y machete y algunos estaban dispuestos a resolver aquello en el lenguaje universal de los golpes y a punta de aguzado acero cuando en medio de la tensión una voz gritó -¡Doy 1,000 pesos por todo!, esto retumbó como el trueno y les cayó a todos de sorpresa, así, de golpe y porrazo, había dado al traste con las ofertas de los otros y se le quedaron viendo al arriero que venía de La Mota Domingo Narciso de Allende, tenía ordenes de sus amos de comprar las mulas y la caballada y por esto le habían dado una buena cantidad de Reales y muchos estaban enojados parecía que les habían restregado chile en los cachetes y los murmullos de propios y mirones comenzaban a hacer bulla en el Juzgado.

Más de uno estaba dispuesto a agarrarse a balazos

También Don Rafael Cano había venido desde la Villa de Burgos a nombre de su amo a José Luis de la Garza y resuelto a mejorar la postura de esa repartición, también el cura Don Felipe de la Garza y Guerra hizo ofrecimiento de los bienes de Don Cayetano esperando sacar buen provecho de las manadas de yeguas y caballos.

Otros de los principales sujetos de esta referida Congregación que estaban en aquel Juzgado, Don Fernando Estrada Fiel de Tabacos, Don José Antonio Longoria, Don José de Jesús Solís, Don Juan Pérez de Vargas y también llegaron Don Lorenzo de la Garza, Don Francisco Puente y Lombraña, y José Pérez Rey vecino de Camargo a presentar puja.

Don Cayetano Girón estaba más que ido, perdido y sin decir palabra, sabía que después de hoy no tendría techo a donde dormir ni a donde ir, allí estaban reunidos, el Padre Ballí, los Capistrán que habían venido desde El Sacramento a ver la subasta, los Cisneros y los Solís, no tenían interés en comprar la caballada ni los bienes pero veían impasibles la suerte del que fuera uno de los vecinos más importantes del pueblo y tan respetado por todos, pero desgracia de los hombres que confían su destino en la Diosa Fortuna y cuando beben su suerte a Baco dejan y combinado con la avaricia de Midas, miren ‘nomás’ lo que pasa.

Los que su suerte dejan a Baco pagan muy caro precio al final…

Ya estaba casi ganada la puja, Don Domingo Narciso de Allende de La Mota se veía con una sonrisa burlona y con las de ganar ya estaba a punto de sacar los Reales cuando una voz, casi infantil se escuchó en el fondo casi al último momento…-¡Yo doy 2,000 pesos!- todos quedaron helados, atónitos, nadie lo podía creer ¡Dos mil pesos! y voltearon a ver a quien dijo eso…

Era nada menos que…¡El hijo de Don Cayetano! Jose Gregorio ‘Goyo’ como le decían, un muchachito de apenas 19 años ¿Cómo es que iba a ofrecer tal cantidad? ¿Cómo era posible? Nadie lo podía creer, Don Cayetano se quedó mudo de asombro, de todas las personas habidas y por haber… su hijo era quien lo dejaba en la calle y se apoderaba de sus bienes.

Don Vicente miró muy serio al muchacho y le dijo con voz grave -Hijo, tienes el dinero, porque esto no es una broma ni un juego- Señor -contestó José Gregorio- aquí están los Reales y al momento le entregó una bolsa de piel repleta con monedas de 8 Reales, Don Vicente también estaba que no se la creía, con sus manos temblorosas contó las monedas…eran los dos mil pesos contantes y sonantes, ni más ni menos, y después, él sin creerlo dijo a los postores: -Señores, el joven da 2,000 pesos en Reales, ¿Quién da más?- se hizo un silencio absoluto todos estaban con un nudo en el estómago, la sangre se les fue a los pies, el enojo se les bajó y no por haber perdido la subasta si no porque no sabían porque artes del Diablo aquel chamaco sacó tanto dinero que nunca ninguno ellos en toda su vida habían visto junto.

¿Nadie? -dijo Don Vicente- Pues señores, ¡Se cierran las pujas! y a una seña de Don Vicente que hizo a Don Feliciano hizo que resonara el tambor y dijo: “DEL REMATE DE LOS BIENES DE DON CAYETANO GIRÓN DIO DOS MIL PESOS JOSÉ GREGORIO GIRÓN QUIEN LOS PAGÓ EN REALES EN TABLA Y MESA”, después, firmó unos papeles, y le entregaron las llaves de la casa del jacal de su padre, otros papeles en donde hacían legal la venta y el fierro de los animales, los trabucos, por estar hechos pedazos e inservibles se los regaló a su padre.

Y después… siguió la fiesta, Don Candelario hizo sonar su guitarra con sones y jarabes prohibidos por la Iglesia, aprovechando que no estaba el Padre Ballí que se retiró temprano, complació a los asistentes de aquel fandango en la plazoleta, los vecinos bailaron, comieron y no dejaron de comentar lo ocurrido, hasta un zafarrancho armó Nacho Garza, conocido borracho y fanfarrón del Refugio que era un dolor de cabeza para todos y que prácticamente tenía por casa la Real Cárcel solo sabía Dios de donde sacaba para comer, jugar y beber.

Nacho de la Garza como siempre armo un zafarrancho en la Plazoleta

No conforme con haberlo dejado en la calle, ademas le cobraron todos los gastos de las diligencias judiciales, de tal manera, que si algún día mudaba de fortuna, todo se lo tendría que pagar al Juzgado… más desgraciado no podía ser…

Costas judiciales del juicio contra Don Cayetano Girón

Ya adentro del jacal se reunió la familia Girón, Don Cayetano, ingenuamente pensando que seguiría viviendo ahora bajo el mando de su hijo, porque por más que le daba vueltas a la cabeza no sabía como demonios Goyo había sacado dos mil pesos sin que él supiera y menos en tan poco tiempo -Mijo, a ver, dime, de donde sacaste el dinero, no me digas que eres un salteador de caminos y que mataste a a alguien y se lo robaste- le dijo con inquietud y temor Don Cayetano a su hijo- No apá, nada de eso, no mate a nadie, ni se lo robé a nadie, pero ya que quiere saberlo, se lo diré-.

Vera uste apá, ya ve que nos mandaba mucho pá Béjar, bueno, pues ahí en una pulpería conocí a un francés, se llama Juan Laffitte, y cuando le dije que era lo que andaba haciendo y que conocía bien los caminos de por estos lares, el me contó lo que hacía, traiba cosas muy buenas de los puertos angloamericanos, porcelanas, herramientas, trastos, hasta pistolas y balas, tabacos y naipes, y a precios regalados quesque iba a vender, yo le dije que si no era pérdida eso porque lo daba casi regalado, me dijo que no hombre, pero es que era a ese precio porque no pasaba por las Aduanas ni puertos, no pagaba la alcabala ni nada y por eso lo vendía a ese tan barato, que ese era el truco pa ganar muchos pesos y me propuso un trato, el iba a descargar su mercancía en el Brazo de Santiago, yo iba a recogerla en el punto acordado, después iba a contrabandearla en las Villas de Tejas y a ranchos y estancias por donde pasara, después nos veríamos de nuevo en Brazo de Santiago, dándole los pesos ganados y el me daba mi parte, y pos ya ve apá, el que no arriesga no gana y aparte, vi su libro de caja apá, y vi que así como gastaba no la iba a hacer, porque al venir el Guarda no podría pagar, tonces junté todos los pesos que pude y ora ya ve, hasta el que era su catre es mío.

Jean Laffitte, el pirata francés que se hizo famoso por estos lares

Pero también le voy a decir otra cosa apá, ya estoy harto de usté, de sus borracheras y de como los pesos le queman las manos y se gasta todo, muchas veces nos quedamos sin comer por su culpa y ya mi pobre madre le pedía fiado a Doña Chuchita la de la pulpería y al Padre Ballí para poder comer, y eso ya no puede ser apá, así que mañana vaya usté con Dios que aquí ya no tiene de donde.

Todos se sentaron a cenar, cena que discurrió triste y pesada, nadie dijo palabra después de escuchar el relato de Goyo, los ojos suplicantes de Don Cayetano clamaban por misericordia, pero nada de eso valió, Goyo ahora era el amo de la casa, mando a todos a dormir y así pasaron las horas, antes de que saliera el sol, Goyo le dio los trabucos aquellos inservibles a su papá, le hizo un itacate con carne, tortillas, frijoles y maíz con algo de bastimento y le dijo: -Vaya usté con Dios apá que aquí no lo quiero ver por los umbrales de esta casa- cerrando la puerta en su cara.

José Gregorio Girón se apodero de los bienes de su padre.

En ese momento, Don Cayetano se sintió abandonado en la inconmensurabilidad del mundo, solo, abandonado a su suerte, sin una sola moneda en su bolsa, sin hogar, ni de que mantenerse, lo único que traía era su ropa vieja y gastada y aquellos trabucos adornados de plata hechos pedazos que eran una herencia de su bisabuelo. No podía regresar a Sabinas, pues no tenía medios como, además, ya nadie quedaba que lo conociera allá, nadie lo quiso recibir en su casa ni como vaquero ni pastor, pues ya estaba viejo y con algunos achaques que no le permitían trabajar.

Ora ya recorría las callejuelas mal trazadas de la Congregación del Refugio, ora ya estaba en la plazoleta implorando la caridad de los vecinos, ora ya estaba jugando baraja con los borrachitos del pueblo, hasta se peleó varías veces con aquel indio al que tanto despreció, ese mendigo de Nacho Garza que en una de sus tantas peleas -Agora vais a ver mendigo español cochino por escupirme en la cara- recordando viejos agravios, patadas y vejaciones que le había dado Don Cayetano.

Las cosas en casa de Goyo fueron mejorando, al grado que se convirtió en uno de los vecinos más importantes de la Congregación del Refugio y la Fortuna decidiría que llegaría a formar parte del Ayuntamiento de la futura ciudad de Matamoros…

¿Qué fue de donde Cayetano Girón? Nadie lo sabe con certeza, unos dicen que murió en un pleito de cantina, otros dicen que cuando se insurgentó Francisco Cavazos se juntó con la indiada puesto que ya no tenía nada que perder y que lo mataron las tropas del Ejército de Extremadura que ajusticiaron a todos los rebeldes del Refugio, y otros tantos dicen que se fue para el mar, entre las lagunerías a vivir en una choza miserable esperando el dulce descanso de la muerte, como aquel que un día tuvo una vida acomodada y ahora no tenía nada.

Don Cayetano una vez fue un ranchero muy rico y lo tenía todo…

Lo cierto es que después de aquel día ya nadie se acordó de Don Cayetano Girón quien fue olvidado por todos y nadie sabe donde descansa, los Girón desparecieron y ya no queda nadie vivo que lo recuerde.

De lo que el fue y su cuento, ahora solo vive en esta historia, así fue la ruina de Don Cayetano Girón, que pasó de Alcabalero a mendigo.

Don Cayetano terminó sus días en la mendicidad

Fe de erratas: En todas aquellas entradas donde dice “José María Girón” , deberá leerse “José Gregorio Girón”